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La prospección geofísica realizada en el subsuelo de la catedral de Tarragona ha permitido localizar un templo de ocho columnas frontales igual al dedicado a Cesar Augusto en la antigua Tarraco, por lo que los arqueólogos dan prácticamente por seguro que se trata del construido en honor del emperador romano en el siglo I después de Cristo.

En una rueda de prensa, el arqueólogo del Instituto Catalán de Arqueología Clásica (ICAC) Josep Maria Macias ha revelado que se trata de un templo de 25 por 40 metros, cuyos vestigios se encuentran a un metro y medio de profundidad, bajo la actual nave central de la catedral. Estos restos corresponderían al templo de Augusto, tal y como afirman los arqueólogos, aunque no lo suscriben al cien por cien hasta que no realicen un estudio más profundo de los restos encontrados, y han subrayado que los resultados expuestos hoy tienen un carácter "preliminar". En este sentido, los responsables de las prospecciones han pedido "prudencia" y, para corroborar la principal hipótesis de los expertos, podrían realizarse algunas intervenciones arqueológicas selectivas a finales de 2008 o principios de 2009.

Además, el equipo de científicos del ICAC y de la Facultad de Geología de la Universidad de Barcelona, en colaboración con la Universidad de Palermo y el Museo Bíblico Tarraconense, todavía analiza los resultados de las prospecciones, que se realizaron el pasado mes de septiembre con tecnología "punta y poco agresiva". Estas técnicas, de inducción electromagnética, han permitido la obtención de "centenares de miles de datos de toda la extensión del subsuelo y hasta diez metros de profundidad", de modo que se dispone de "una imagen tridimensional" de las entrañas de la catedral.

La imagen tridimensional muestra un templo con una estructura de ocho columnas frontales, situado en el centro de una plaza porticada y que se levanta sobre un podium, los cimientos del templo, que todavía se conservan bajo el pavimento de la catedral. Esta estructura permite a los arqueólogos mostrarse "optimistas", por lo que el director del Museo Bíblico Tarraconense, Amadeu Muñoz, ha señalado que los datos recogidos dejan "poco espacio a otras interpretaciones" que no pasen por la existencia del templo de Augusto en los cimientos de la catedral de Tarragona. En la misma línea, la directora del ICAC, Isabel Rodá, ha reconocido que "la lógica dice que éste es el templo de Augusto".

La prueba de las monedas

El principal argumento para creer que los restos pertenecen a ese lugar de culto es que los vestigios se corresponden con unas monedas que se acuñaron en el año 15 después de Cristo con la imagen de Augusto, en una cara, y la de un templo con ocho columnas frontales dedicado al emperador romano después de su muerte, en la otra.

No obstante, Macias ha apuntado que "no sabemos si la imagen acuñada en las monedas se corresponde con el templo real", si bien ha asegurado que, de no tratarse del templo de Augusto, "tendríamos un problema, porque no sabríamos ante qué construcción estamos". Ya en los Anales de Tácito queda documentada la existencia de un templo de culto dedicado al emperador Augusto en la antigua Tarraco, e incluso parece probado que una embajada tarraconense viajó a Roma en el siglo I d.C y obtuvo el permiso de Tiberio, sucesor de Augusto, para la construcción del recinto.

Durante años se ha creído que el recinto de culto se ubicaba en el Fórum de la Colonia, en la Part Baixa, donde se desarrollaba la vida económica y social de la ciudad, pero las excavaciones realizadas en la zona no han arrojado luz sobre tal hipótesis y sólo han podido documentar la existencia de un templo republicano.